La muerte de Zaida Andrea Sánchez Polanco, alias La Diabla, resalta un preocupante panorama de violencia y ajuste de cuentas en la región. Este crimen, ocurrido en Medellín, parece estar vinculado con los eventos que desencadenaron la trágica masacre de la familia del pastor Marlon Yamith Lora Barrera en Aguachica, Cesar, el pasado 30 de diciembre.
Alias "La Diabla", señalada como una presunta prestamista, habría sido el objetivo inicial de ese ataque. Sin embargo, los homicidas, según las investigaciones preliminares, la habrían confundido con Ángela Natalia Lora Rincón, hija del pastor, lo que derivó en el asesinato de varios miembros de la familia Lora. Este nuevo crimen podría representar un intento por silenciar o ajustar cuentas con una figura clave relacionada con la masacre.
El asesinato de Zaida Andrea Sánchez Polanco, "La Diabla", evidencia las profundas conexiones entre las redes de narcotráfico y la violencia en Colombia. Este caso, ligado a la masacre de Aguachica, subraya cómo las disputas internas en el crimen organizado generan impactos que trascienden lo local, afectando incluso a personas ajenas al conflicto directo, como la familia del pastor Marlon Yamith Lora.
El hecho de que "La Diabla" fuera atacada en una zona pública y concurrida en Medellín refleja la audacia con la que operan estos grupos, desafiando a las autoridades. Además, pone en evidencia la necesidad urgente de medidas más efectivas para combatir el crimen organizado y proteger a los ciudadanos.
El modus operandi en el asesinato de Sánchez Polanco —hombres armados en motocicleta y un ataque directo— sigue patrones comunes en crímenes de alto impacto ligados a disputas delictivas o venganzas. Además, el hecho de que los homicidas abandonaran la motocicleta en un punto cercano sugiere una posible planificación para desviar la atención de las autoridades.
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