En evidencia ha quedado la falta de sensibilidad social y la importancia de una gestión inclusiva por parte de la administración Distrital al vulnerar a los vendedores informales y aquellos que tienen casetas en el mercado que representan un sector vulnerable de la economía, que depende directamente de su trabajo diario para subsistir.
La situación de los vendedores del mercado de Barranquilla muestra la necesidad de que cualquier i en el diálogo con los afectados. Acciones como el derribo de casetas sin previo aviso generan una gran inestabilidad y pueden derivar en consecuencias graves, como el fallecimiento reportado de un vendedor al enterarse que su puesto iba se destruido, que reflejan el impacto emocional y económico en los trabajadores.
Al menos 70 vendedores han sido afectado ante la medida que ha tomado el Distrito, y muchos le han sido entregado una suma económica de un millón de pesos para buscar un local en arriendo y seguir trabajando a través de las ventas de sus productos.
Los vendedores manifiestan que el Distrito los trate como seres humanos y, los reubique lo qué seria fundamental. Que las autoridades implementen canales de comunicación transparentes y que trabajen en conjunto con las asociaciones de vendedores para encontrar soluciones justas que beneficien a todas las partes.
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